El talón de Aquiles de cierto sector de la Iglesia Católica continúa siendo la parte sexual de los curas. Ya la gente no se escandaliza cuando se da cuenta de violaciones por parte de sacerdotes. Algunos casos son manejados en silencio y muchas veces las víctimas callan por temor a la exposición pública.
Adonay Chicas, párroco de Zaragoza, en La Libertad, fue arrestado el viernes por abusar de un menor de edad durante más de dos años y remunerarlo económicamente después de cada acto.
Al parecer, los abusos comenzaron hace más de dos años y eran cometidos de forma continua en la casa parroquial. El sacerdote fue descubierto por los padres del menor de edad cuando vieron conversaciones en Whatsapp entre el cura y la víctima, de 13 años de edad.
De acuerdo con la Fiscalía, el abuso abarcaba desde tocamientos hasta sexo oral.
Hasta el momento el arzobispado ha guardado silencio.
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“La Iglesia Católica continúa exigiendo el celibato a los sacerdotes y la mayoría no tiene el grado de evolución para cumplirlo. Además, pese a los filtros sicológicos a que son sometidos los seminaristas, muchos de estos no son detectados y son enfermos que buscan el sacerdocio para estar cerca de niños”, dijo un feligrés que participa en un grupo que ayuda a recolectar dinero para la construcción de una parroquia.
En la Iglesia siempre ha existido un debate sobre por qué no permiten a los sacerdotes casarse. Sería mejor que lo permitieran y así habría más vocaciones sacerdotales. Es indispensable que de una vez por todas se frenen estos casos. Los seminaristas deberían ser sometidos a estrictos exámenes para detectar homosexualismo y conductas aberrantes, pero el problema es que algunas veces quienes examinan son curas enfermos, pedófilos”, agrega.
Curiosamente, Adonay es una palabra de origen hebrero que significa “Mi Señor”. Además, es uno de los nombres con que los judíos designan a Dios, dijo el fiel católico.