El crimen de la periodista del Grupo Dutriz, Karla Turcios, desencadenó un drama que consternó al país. En medio de la tristeza y angustia que genera la desaparición y asesinato de un ser querido, resaltan las inusuales actitudes de Mario Huezo, que contrastaron con la pena que embargó a familiares y amigos de quien fuera su compañera de vida.
Solo diez días de acaecida la tragedia, Mario Huezo fue capturado a altas horas de la noche del lunes en un hotel capitalino, acusado de ser el responsable de la muerte de su pareja y madre de sus hijos.
Al ser presentado ante los medios, Huezo mostró la incómoda serenidad que mantuvo cuando informó que Karla había desaparecido. Personas que lo vieron durante la velación de los restos de la periodista, constataron que el hombre parecía sin reacción a lo que sucedía a su alrededor.
El fiscal general Douglas Meléndez dijo que con base a las investigaciones del Ministerio Público, se podía decir acerca de Mario Huezo que “era un mantenido, pasaba chateando y en juegos telefónicos; no trabaja”.
Huezo trabajaba en el rubro de la publicidad y sus amigos cercanos lo describen como una persona muy inteligente, que no tendría la fuerza física para someter a alguien para matarla.
Hay gente que lo recuerda por su paso en una iglesia evangélica en la capital hace al menos 13 años. En ese lugar dejó la imagen de alguien con una personalidad excéntrica y que no encajaba en los estándares habituales de una congregación religiosa, pero que aun así se ganó la confianza para que le dieran el liderazgo de un pequeño grupo de jóvenes.
De la noche a la mañana, Huezo dejó la iglesia y el grupo de jóvenes que lideraba a la deriva, sin que se sepa hasta ahora sus motivos. Una de las personas que estaba bajo su cargo comentó a Diario 1 que el no haber superado una decepción amorosa habría motivado su salida de la iglesia.
Desde entonces se refugió en el ciberespacio y era común encontrarlo en el portal “ayvevos”, un foro de internet muy popular a mediados de la década pasada, en la que decenas de internautas compartían su gusto por distintas aficiones.
Ese foro era frecuentado por Karla Turcios, con quien compartían aficiones como la ciencia ficción y los dibujos animados japoneses. A través de ese foro los dos comenzaron una relación que los llevó al punto de convivir juntos y procrear un hijo que actualmente tiene cinco años.
Su paso por este blog no estuvo exento de controversia y empezó a granjearse algunos enemigos quienes le dedicaron ácidas publicaciones en un blog, en el que le cuestionan su adicción por el ciberespacio.
Algunas de las personas que frecuentaban el foro aseguran haber visto el desarrollo de la relación entre Karla Turcios y Mario Huezo, hasta el punto que decidieron vivir en unión libre. Quienes los conocieron sostienen que ambos eran una pareja que no discutían mucho y cualquier altercado que surgiera en su núcleo familiar era solventado a través de la argumentación.
Según sus amigos, la pasividad de Mario era contrastada con la jovialidad y capacidad para escuchar de Karla, quien siempre velaba por que su compañero de vida también tuviera atención por parte de sus amigos, algunos de los cuales conocieron al frecuentar el foro digital antes mencionado.
Ambos vivían en una casa propiedad del padre de Karla, ubicada en la colonia Costa Rica de esta capital. Cada vez que sus amigos llegaban a la casa, el padre nunca se encontraba ahí, pero ellos se esmeraban en mantener la vivienda ordenada.
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A juzgar por el orden que mantenía el hogar, amigos de la familia consideraban que no había indicios de que algo fuera de lugar ocurriera en el matrimonio, a la vez que no se sabía que existieran problemas por bienes en contienda.
Esto contrasta con la versión del fiscal General Douglas Meléndez, quien sostiene que en el seno del hogar se ejercía violencia económica y los problemas ya habían escalado hasta agresiones físicas en contra de Turcios.
La semana pasada, el director de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto, expresó que no se descartaba ninguna hipótesis en torno al crimen y que evaluaban algunas incongruencias en torno al momento en que ocurrió el crimen y la hora en que Mario Huezo llamó para reportar la desaparición de Karla Turcios.
Según el testimonio de Mario, él salió con su hijo a comprar algunas cosas y así Karla pudiera descansar de la jornada laboral del día anterior, pero no la encontraron cuando regresaron a la casa.
Huezo comentó que en la vivienda encontraron una nota que dice “adiós a su hija lic p-rro”, aparentemente dirigida al padre de Turcios. No obstante, las autoridades indicaron que las declaraciones del hombre cambiaron en varias ocasiones y que en un inicio se negó a reconocer el cadáver de la periodista, el cual fue encontrado con varios golpes en el rostro.