El Salvador
miércoles 6 de noviembre de 2024

Jorge Hernández: De socio y prestanombre a traidor de Mauricio Funes

por Redacción


Mauricio Funes y el periodista Jorge Hernández tenían un primer acuerdo: crear una organización mediática con la que guiaran parte de la opinión pública salvadoreña. Pero Hernández debía poner el pecho. Funes sería el socio oculto financiero. ¿Por qué Mauricio Funes habla ahora mal de Jorge Hernández? Aquí lo sabrá.

A las acusaciones de arribista, negociador inescrupuloso y mal empresario, quienes conocen al periodista Jorge Hernández le agregan al menos otro adjetivo: traidor de quienes le otorgan su confianza.

El primer gran traidor del expresidente Mauricio Funes, quien se mantiene en una lujosa residencia en Managua, es Jorge Hernández, un hombre que viene de un barrio populoso de Soyapango, pero que ahora tiene una fortuna valorada en varios millones de dólares.

Hasta hace poco tiempo, Hernández fue socio del ex presidente Mauricio Funes luego de que a ambos los presentara el ex presidente Elías Antonio Saca y Herbert Saca.

Desde entonces, a Funes se le veía con mucha frecuencia con Jorge Hernández, por lo menos desde un año atrás de que el ahora ex gobernante dejara su cargo en la Casa Presidencial.

Después de varios encuentros, ambos se acomodaron respecto a sus intereses. Funes estaba empeñado en abrirle paso en El Salvador al empresario mexicano Ángel González, dueño de canal 12. Hernández estaba de acuerdo en romperle el esquema de medios de comunicación a su antiguo jefe, Boris Eserski.

Pero, a su modo, Jorge Hernández quería escalar. Por eso le pidió a Funes que lo llevara ante Ángel González, el zar de la radio y televisión de buena parte de América Latina, en su oficina en Miami.

Hernández siempre esperó, aunque eso jamás se le convirtió en realidad, en llegar a ser uno de los grandes jefes de Ángel González en Centroamérica, una vez que el mexicano rompiera el cerco que se construyó contra él en el país.

Los cálculos de Hernández eran que si Funes le abría el paso a González, él pudiese ser el heredero del magnate González en Centroamérica, lo que jamás sucedió. A González no le gustan los socios. Tampoco comparte el poder que posee en toda América Latina. Jorge Hernández no sería la excepción.

Intereses comunes

Conforme fueron activando sus intereses comunes, a Funes y a Hernández ya no solo se les miraba en oficinas y residencias privadas de San Salvador, sino que hasta viajaban con frecuencia a Miami, en compañía de sus respectivas amantes, cuando ambos intentaban abrirle paso en El Salvador al empresario Ángel González.

Pero conforme González comenzó a pagarle favores a Funes, aunque no así a Jorge Hernández, este comenzó a convencer al ex presidente Funes que ambos deberían construir su propia línea mediática. Se convencieron que Ángel González no compartiría ningún título de propiedad.

Entonces, comenzaron a acercarse al periodista Ciro Granados, un ex El Diario de Hoy que fundó con mucho éxito el periódico digital La Página. Pronto iniciaron negociaciones para que les vendiera ese diario digital.

Granados era un viejo cliente de Mauricio Funes desde el día que publicó las fotografías y el detalle del viaje que Mauricio Funes y su familia realizó a Disneylandia en un avión privado. Granados publicó una buena exclusiva en La Página, sobre todo cuando la hermana de Vanda Pignato publicó en su Facebook, en Brasil, detalles y fotografías de ese periplo.

Funes llamó a Granados y desde entonces lo miró como un enemigo real ante el escándalo que le armó en La Página. Funes tomó una decisión: le compró $20 mil mensuales en publicidad a Granados, mientras que Herbert Saca, uno de los grandes operadores políticos del ex presidente, le entregaba otros $10 mil mensuales. Desde entonces, La Página se llenaba de noticias exclusivas del gobierno y Granados ya no fue una molestia real para Funes.

Pero conforme Funes se acercaba al fin de su gobierno, Jorge Hernández convenció al ex presidente Funes que le compraran el periódico La Página a Granados. Supuestamente lo harían como socios igualitarios, pero se dice que al final Funes puso la mayoría del dinero que exigía la operación.

Poco después de que Funes dejara el poder, se hizo la compra de La Página a Ciro Granados. A Granados le pagaron un inmenso adelanto de $800 mil. Se trataba de que Hernández encubriera el dinero de Funes y que todo se hiciera como si Hernández era el rey de la operación financiera de la compra-venta de un periódico digital.

Eso servía como una operación financiera secreta de Funes en la que Hernández sería un prestanombres. Pero el verdadero jefe de todo aquello sería Funes.

Tiempo más tarde, Hernández, acostumbrado a su mejor estilo, también traicionó al periodista Ciro Granados: primero porque cuando le compraron la mayoría de acciones del periódico le ofrecieron dejarlo de director del diario con un salario de $10 mil.

Ante eso se echaron para atrás. También lo hicieron con el ofrecimiento de que la esposa de Granados siguiera laborando en La Página como jefa de comercialización de ese diario digital.

Hernández nunca le cumplió a Granados. En ese caso cometió una nueva traición.

Pero Jorge Hernández quería más. Entonces convenció a Mauricio Funes que paralelamente fundaran una televisora que llamarían Orbita TV. Todo estaba previsto: la señal la lanzarían, además del internet, por una estación de una compañía de cable y después vendrían los reinos de los cielos, según los nuevos cálculos.

Para cumplir con eso, enviaron ejecutivos a Estados Unidos y adquirieron tecnología de punta que les funcionó muy bien, al menos los primeros meses. En poco tiempo, Hernández y Funes construyeron un canal de televisión que prometía, por lo menos al principio.

Con el tiempo

Pero los negocios se endurecieron para Funes y Hernández. Debido a que se corrió la voz que Funes estaba detrás de esos proyectos, los anunciantes privados nunca llegaron. Cada vez los inversionistas debían poner más y más dinero. La publicidad nunca complació a Funes y Hernández.

Conforme pasaba el tiempo, Funes comenzó a caer en líos políticos y persecuciones judiciales. En medio de una serie de allanamientos de casas de Mauricio Funes, este decide irse del país y pedir asilo político en Nicaragua. Lo hace junto a su nueva pareja y su hijo de menor edad.

Jorge Hernández también comienza a ser investigado por la Fiscalía General de la República, ya que se quiere comprobar que, independientemente de su propio dinero, el periodista también puede ser un prestanombre de Mauricio Funes, al menos en su proyecto de medios de comunicación.

Jorge Hernández sabe que la Fiscalía General le sigue de cerca por su relación con Funes y porque sospechan de su papel de prestanombres. Por eso es que hasta cuando se mueve de oficina, Hernández se lo comunica al Fiscal General de la República, Douglas Meléndez.

Pero a pesar de esas comunicaciones o “curaciones en salud”, en la actual Fiscalía General no le creen mucho a Hernández. Ahí saben que Hernández fue miembro del comité de reelección de Luis Martínez, el ex fiscal que ahora está en prisión.

Llega un momento en que algo ocurre entre Funes y Hernández. Los primeros en resentir esos efectos son los empleados de La Página y Orbita TV. Los salarios se los atrasan hasta cuatro meses. Algunos renuncian. Otros caminan hasta el Ministerio de Trabajo o a los tribunales de justicia. El mapa mediático alternativo parece despedazarse. Además, el gobierno les deja de pagar una fuerte factura publicitaria.

Es probable que Funes dejó de poner dinero al proyecto de medios de comunicación que mueve al lado de Jorge Hernández. Este último no quiere poner dinero de su propio bolsillo aunque tenga que atender demandas legales.

Algo huele mal

Ahora se sabe que a algunos de los visitantes privados que Mauricio Funes ha recibido en su casa de Managua, el ex gobernante ya no habla bien de Hernández.

En la residencia de más de 700 metros cuadrados de construcción donde el exmandatario vive con su nueva pareja e hijo, Funes deja entrever que mantuvo problemas financieros con el periodista.

Las fuentes dicen que Funes utiliza palabras muy fuerte contra Hernández. Le atribuye la comisión de delitos. Dice que lo engañó. O tal vez se malversó dinero.

En el periódico La Página es Jorge Hernández quien manda y da las órdenes en la actualidad. ¿Se arrebataron poderes? ¿Hay fraude? Eso es lo que cree la mayoría.

De ser así, no sería esta la primera vez que Jorge Hernández traiciona a quienes le dan la mano o se convierten en sus socios.

Por eso es que se recuerda cómo Hernández traicionó a su antiguo jefe en Telecorporación Salvadoreña (TCS), Boris Eserski, cuando le vendió un canal al FMLN en más de seis millones de dólares o cuando traicionó al ex presidente Elías Antonio Saca, uno de sus primeros mentores en el mundo de la comunicación.

Hernández ha llevado siempre una vida de periodista que siempre ha confundido con los negocios, con el camino fácil del dinero aunque eso signifique traicionar a sus amigos.