Distinguiéndose de las personas que fueron capturadas con ella el pasado lunes, la exlocutora y conductora de radio y televisión, Pamela Posada, portaba una entallada camiseta negra, pantalones de mezclilla y zapatillas, y con tono articulado y por momentos desafiante, increpó a los medios que se concentraron en ella, en lugar de las 25 personas atrás de ella, que vestían el distintivo blanco carcelario.
A Posada y a estas otras 25 personas se les acusa de conspiración, proposición, conspiración y asociación para el tráfico ilícito de drogas, las cuales cayeron el pasado lunes en una redada conducida por la Fiscalía.
La joven de 26 años reiteró varias veces que no existía pruebas que la acusaran y no dejó de soltar algunas risas de ironía, por las cuales respondió: “perdón que me ría, pero estoy muy tranquila”.
Minutos antes, el director de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto, brindó nuevos detalles de la participación de Posada en la red de apoyo logístico y operativo que trabajaba para el capo guatemalteco Marlon Monroy “El fantasma”, encargado de ser conector de líneas de tráfico de drogas, al servicio del poderoso Cártel de Sinaloa.
Aunque se negó a brindar detalles de los financistas de la red desarticulada el pasado lunes, el jefe policial dejó abierta la puerta al referirse que existen “otras líneas de investigación paralela”, que abarquen a otras personas vinculadas que se encuentren en eslabones de mayor peso.
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Cotto explicó que Posada tenía vínculos directos con Cynthia Cardona, esposa del “Fantasma”, y con Ana Lucrecia Muñoz, ambas guatemaltecas. De esta última se supo por primera vez a finales de 2015, cuando fue detenida con más de $1 millón en su vehículo, sin demostrar el origen lícito del dinero.
Este incidente provocó un forzado ostracismo por parte de Posada, quien desapareció de los medios de comunicación y dejó de ser visible en redes sociales.
El jefe policial agrega que Muñoz y Cardona ayudaron a Posada a montar dos empresas, las cuales habrían servido de fachada para disimular las actividades ilícitas. Una era Global Trade Corporation, que se encargaba a la importación de diversos artículos, mientras que la otra se llamaba Beauty System, dedicada a servicios de estética para mujeres.
En respuesta a estos señalamientos, Posada nunca negó su amistad con Ana Lucrecia Muñoz y señaló que las empresas mencionadas por la Policía estaban en regla.
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Agregó que su imagen no está dañada y que no la está pasando mal, aunque admitió extrañar la comodidad de su casa: “Mi persona no se va a arruinar hasta que se demuestre lo contrario”, aseveró.
Luego de un poco más de cinco minutos de atender preguntas sueltas por parte de la prensa, Posada se negó a seguir declarando, solo alcanzando a comentar que su situación no la aflige, pero que sí le preocupa el daño que se le está causando a su familia.
A diferencia de otras ocasiones, cuando se presenta a una multitud de acusados ante los ojos de la prensa, Posada y los 25 sospechosos fueron conducidos de regreso a sus centros temporales de resguardo en un autobús que suele transportar a agentes de la Unidad del Mantenimiento del Orden (UMO).