Eran las 12 del mediodía, hora en la que el Instituto Nacional de El Congo, en Santa Ana, da un receso a sus alumnos para ir a almorzar. Christian C. (llamado así para proteger su identidad) se fue a su casa en el cantón La Aldea, a pocas cuadras del centro escolar.
El joven estudiante de secundaria había caminado apenas dos cuadras cuando a la altura del Barrio San Francisco fue abordado por cinco estudiantes del mismo instituto, que vestían con la misma camisa blanca y el mismo pantalón azul-negro que él. Instantes después y a fuerza de golpes, los jóvenes introdujeron a Christian en un vehículo color negro.
Al regresar del almuerzo y al momento en que los docentes pasaban lista a los alumnos, todos los estudiantes del instituto dijeron presente menos Christian. Esa tarde del 16 de febrero fue la última vez que fue visto.
Desde esa fecha la subdelegación de El Congo de la Policía Nacional Civil (PNC) investiga la desaparición, a raíz de la denuncia de los abuelos de Christian que son sus tutores legales desde la muerte de sus padres.
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La abuela de Christian se encuentra actualmente ingresada en el Hospital Nacional de Santa Ana, debido a la angustia producida por la desaparición de su nieto y el no encontrarlo en clínicas cercanas o hasta en la misma morgue.
Hasta ahora la hipótesis que maneja la Policía es que estos cinco estudiantes involucrados en el desaparecimiento de Christian son parte de una clica de la pandilla MS llamada “BBCS” (Bad Boy Criminal Salvatruchos) que opera en el interior del Centro Nacional de El Congo.
En declaraciones recientes a una radioestación, el secretario del sindicato de los maestros agremiados en EDUCO (SIMEDUCO), Francisco Zelada, denunció que los pandilleros están demandando a las escuelas que les abastezcan de uniformes otorgados por los paquetes escolares que da el gobierno para camuflar a adolescentes en vías de “brincar” a la pandilla.
Sobre la desaparición del joven, las autoridades creen que puede tratarse de una especie de iniciación que los pandilleros de la zona le exigen a estos adolescentes para “pasarlos” oficialmente a la pandilla, la cual consiste en formar parte del proceso de asesinato de una persona.
Al iniciar las pesquisas y abordar a los sospechosos, la Policía se dio cuenta en base a denuncias que los jóvenes de la clica empezaron a amenazar a los docentes y a la dirección de la escuela con atentar contra sus vidas si intentaban expulsarlos del centro educativo.
Por si faltaba algo, un oficial destacado en la subdelegación expresó a Diario1 que la investigación contra esta estructura enfrenta el problema que, al tratarse de menores de edad, no pueden ser interrogados, ni detenidos, a menos que un juzgado de menores lo ordene.
“La pandilla está blindando los crímenes al poner a participar a menores”, comentó el oficial, quien agrega que un buen número de motoristas que prestan servicio de mototaxis en la zona, forman parte de la misma clica.
Al momento de amenazar a los docentes, la Policía reveló que la clica del Instituto Nacional de El Congo advirtió que la desaparición de Christian solo era el inicio, ya que hay al menos otros tres estudiantes que están en “una lista negra” para correr el mismo destino de Christian, por el simple hecho de vivir en una zona considerada como “de la pandilla 18”.
De momento la Policía apela a la cooperación de la comunidad para identificar el paradero de Christian o el vehículo negro en el que se lo llevaron con rumbo desconocido.