Francisco Guillermo Flores Pérez, el expresidente salvadoreño fallecido el sábado después de una semana en coma, fue un férreo anticomunista que vio con desagrado el avance político de la izquierda en su país, en donde tuvo que afrontar la justicia acusado de delitos de corrupción.
Flores falleció a los 56 años víctima de un accidente cerebrovascular que lo dejó postrado en cama en una sala de cuidos intensivos en un hospital privado de SanSalvador, con un deterioro neurológico irreversible, según un informe médico.
El exmandatario, que nació el 17 de octubre de 1959, era un filósofo considerado en los círculos políticos de derecha como un hábil político que cuando gobernó, entre 1999 y 2004, usó las herramientas que le otorgaba la ley para vetar constantemente decretos impulsados por la izquierda desde la Asamblea Legislativa por considerarlos populistas.
Instituciones como la jesuita Universidad Centroamericana (UCA) consideraban que Flores, durante su mandato, promovía tanto dentro como fuera del país un clima anticomunista que «no le hacía bien» a la institucionalidad democrática de la nación.
Su imagen de anticomunista creció cuando en el año 2000 sostuvo un acalorado debate con el entonces presidente cubano Fidel Castro en la X Cumbre Iberoamericana, celebrada en Panamá.
En esa cumbre, Castro acusó al gobierno de Flores de proteger en su territorio al anticastrista Luis Posada Carriles.
Flores se defendió de las acusaciones y ante la mirada del resto de mandatarios en esa cumbre le dijo a Castro: «que usted me acuse a mí en este foro de que tengo responsabilidad en el caso de Luis Posada Carriles, después de que usted tuvo la cruel e inaceptable responsabilidad en la guerra de El Salvador, es absolutamente intolerable».
Dentro de su partido, la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Flores era visto como un político calculador que siempre actuaba como una especie de consejero durante las campañas electorales.
«Fue un hombre ejemplar, un hombre que siempre supo defender las libertades, que supo superar los ataques que la izquierda le puso en el camino cuando fue presidente», recordó el diputado de ARENA, Ernesto Muyshondt.
En tanto, la izquierda del exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que alcanzó por primera vez la presidencia de la República con Mauricio Funes (2009-2014) y en 2014 impulsó a Salvador Sánchez Cerén como nuevo mandatario, miraba en Flores a un hombre poco conciliador.
«Fue un hombre que lejos de buscar entendimientos durante su mandato, cerró espacios de diálogo con la oposición e impuso un estilo poco democrático», según el analista político Dagoberto Gutiérrez.
Casado con Lourdes de Flores, el expresidente era padre de dos hijos que fueron férreos defensores de su inocencia luego que fue acusado por la Fiscalía de delitos de corrupción.
Flores afrontaba un proceso por peculado, enriquecimiento ilícito y desobediencia a particulares por el manejo irregular de 15 millones de dólares donados por Taiwán.
El expresidente, que también había sido presidente del Congreso entre 1997-1998, fue investigado tanto por el Congreso como por la Fiscalía a raíz de una denuncia formulada en 2013 por el entonces presidente Mauricio Funes (2009-2014).
Un tribunal de San Salvador que ventila su caso debía decidir en los próximos días la fecha de inicio del juicio en su contra, pero con su fallecimiento tendrá que decidir el rumbo que tomará el proceso, que según los abogados que actúan como defensores del fallecido exmandatario tendría que ser el de dar por cerrada la acción penal.