Luego de hacer pública la denuncia de que el niño que la señora Mercy de Cushworth recibió al salir del hospital donde semanas antes dio a luz no era su hijo, el doctor Antonio Alejandro Guido fue arrestado y presentado ante el juzgado quinto de paz de San Salvador por ser presuntamente el responsable del cambio de bebé que ahora mantiene en zozobra y angustia a esta madre, según las autoridades.
Luego de una larga espera, al filo de la tarde, agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) llevaron por orden fiscal al doctor hasta el juzgado donde le fueron leídos sus derechos y expuestos los delitos por los que es acusado. Dicho médico fue detenido este jueves por la tarde por una orden administrativa de la Fiscalía General de la República, luego de que la familia Cushworth interpusiera una demanda en su contra.
De acuerdo con la versión de la madre, el pasado jueves 21 de mayo de este año, ella se presentó junto a su esposo a la clínica de maternidad del hospital Ginecológico de San Salvador para hacerse un examen. Con ocho meses de embarazo, la situación no había sido fácil tras diversas complicaciones en la gestación de su bebé y ese mismo día le dijeron que quedaría ingresada para tener a su hijo por cesárea.
Pasadas unas horas, y luego de que un médico de confianza de la familia le tomara varias fotografías al recién nacido, la madre dice haber sido sedada por completo y despertó hasta cerca las 3 de la mañana del siguiente día. Por la mañana le informaron que a eso de las 8:00 a.m. le llevarían a su hijo para que tratara de alimentarlo con leche materna, pero la espera se hizo larga.
“Pasaron más de tres horas. A eso de las 11:30 por fin me lo llevaron, pero el niño ya era otro. Era morenito. Entonces mi corazón de madre me puso pensativa y ya no estuve tranquila”, explica la madre en medio de un llanto intenso pero sin lágrimas.
Según la madre, la complicidad de las enfermeras y los doctores para cambiarle a su bebé estuvo latente todo el tiempo, puesto que desde que le realizaron la ultrasonografía cuando todavía faltaban varios meses para que naciera el bebé, el doctor le mencionó que su hijo sería de piel morena, algo que de entrada le pareció extraño a la señora Mercy porque en su familia no hay personas con la piel oscura ni mucho menos en la de su esposo, un hombre nacido en Inglaterra.
“También las enfermeras me decían que era normal que mi hijo fuera morenito. Yo les decía que no podía ser porque yo había visto al niño que salió de mi vientre y era rosadito. Ellas me decían que era porque estaba recién nacido, que con el tiempo se iba a aclarar”, relata la señora de Cushworth.
Tras varias semanas de cuestionamientos por parte de su esposo y varios familiares, la señora Mercy decidió hacerse una prueba de ADN para comprobar si el bebé que durante casi tres meses estuvo cuidando y amamantando era o no realmente su hijo.
“El pasado viernes obtuve la respuesta y resulta que hay un cero por ciento de posibilidad de que el niño que ahora tengo sea mi hijo. Desde entonces, desde que vi esa respuesta yo ya no puedo dormir”, relata entre más llanto seco.
Por eso es que la familia Cushworth ha entablado una demanda ante las autoridades salvadoreñas para que tanto el doctor que atendió el parto como el mismo hospital privado en donde fue atendida responda y dé con el paradero de su hijo.
Por otra parte, sobre el destino que ahora tiene en sus brazos de encontrar a su verdadero hijo sostiene que “él ya encontró un hogar. Y su fue un error humano y encontramos a la otra familia que, seguramente, también ha de estar sufriendo, pues se lo vamos a entregar; sino estará con nosotros”, dice.
Por su parte, las autoridades del hospital Ginecológico emitieron un comunicado este viernes por la tarde en el que se desligan de toda responsabilidad señalando que mantiene protocolos muy estrictos desde hace bastantes años por lo que “el cambio no se pudo dar adentro del hospital”, dicen.
Ante esto, la madre indignada al leer las noticias con la posición del hospital hace un gesto como de secarse las lágrimas y con el habla a modo de llanto responde “¿Y dónde más me lo van a cambiar”.