Un agente del Mantemiento del Orden (UMO),Daniel Preza Navas, quien al parecer estaba mudándose de casa cuando, fue atacado por pandilleros la noche de este miércoles. El agente se ha convertido en policía número 40 asesinado en los ochos meses que han transcurrido de 2015 y que ya alcanzó el total registrado en todo 2014.
En 24 horas las pandillas han asesinado a cuatro policías; ayer asesinaron al agente José David Rivera y al sargento José Mario Gómez que salieron de la subdelegación de San Matías, en La Libertad, a atender una llamada de emergencia pero en el barrio Santa Lucía una lluvia de balas los sorprendió. Cayeron en una emboscada.
Este año los ataques contra policías iniciaron el 5 de enero. El agente William Alexander Portillo Vásquez era un pasajero más de la ruta 6 cuyo recorrido inicia en Mejicanos. De pronto unos sujetos se pararon, se le acercaron y le dispararon en la cabeza. Luego se bajaron. Un día después el policía Víctor David Hernández Clavel fue asesinado cuando salía de su casa en la Residencial Miramundo. Esa semana el presidente Salvador Sánchez Cerén se distanció de la tregua entre el Barrio 18 y la Mara Salvatrucha (MS-13) que propició el gobierno de Mauricio Funes desde marzo de 2012 y cuya ruptura no oficial se hizo evidente a finales de abril de 2014 en medio de un ascenso vertiginoso del promedio de homicidios que había aumentado de cinco a nueve diarios.
Posteriormente fueron cayendo bajo el fuego de las pandillas los agentes Justo Germán Gil, Pedro Edenilson Ramos Pérez, Julio César Serrano Girón, Edgar Jacobo Melgar, René Alonso Barrientos, Erick Alejandro Reyes Morales y José Francisco Borja Pérez.
Gil, miembro de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO), fue asesinado el 10 de enero. Se convirtió en la tercera baja policial de 2015. De acuerdo con la información del hecho el agente estaba en su día de descanso a bordo de una motocicleta cuando desde un vehículo en marcha le dispararon.
El 11 y 12 de enero murieron Ramos Pérez y Serrano Girón. El primero estaba en su día de descanso cuando fue atacado en Santa Tecla y horas más tarde murió en el Hospital San Rafael; el segundo fue acribillado en la madrugada cuando iba a tomar un autobús y estaba asignado a la seguridad personal del exdiputado Antonio Echeverría, del FMLN.
La explicación oficial a los ataques contra policías es que la PNC ha aumentado su operatividad y las pandillas quieren vengarse. Esto lo han repetido desde el presidente Sánchez Cerén, Benito Lara, ministro de Seguridad, y los principales mandos de la institución, Mauricio Ramírez Landaverde y Howard Cotto. Después de cada muerte también repiten en sus intervenciones públicas: “No nos van a doblegar”.
La Asamblea Legislativa también ha hecho lo suyo en la guerra entre pandillas y el Estado. El 28 de enero los diputados reformaron el Código Penal para que los policías que maten en defensa propia no vayan a la cárcel mientras duran las investigaciones, aprobaron enviar directamente a la cárcel de Máxima Seguridad de Zacatecoluca a cualquiera que atente contra los cuerpos de seguridad y la dirección policial les permitió llevarse su arma de trabajo en sus días de descanso. El 29 de julio, además, el vicepresidente Óscar Ortiz anunció que el Gobierno iba a mandar más militares a las calles para intentar controlar el paro al transporte colectivo que habían ordenado esos grupos delictivos.
Paralelamente las pandillas también se han mostrado. En abril de este año divulgaron un comunicado en el que se comprometían a disminuir los atentados contra policías, militares, custodios de centros penales y agentes municipales. Pero ellas también tienen números que lamentar. La Unidad Central de Análisis y Tratamiento de la Información de la PNC ha registrado que de 2008 a 2012 aumentó la cifra de sus integrantes muertos en enfrentamientos con las autoridades.