27 de agosto de 2015. Era jueves, como cualquier otro. Eso, al menos, se esperaba. Diez minutos habían pasado de la medianoche. Total silencio. La delegación policial de Jiquilisco, en Usulután, recibía una primera llamada de emergencia: en el caserío Salinas del Potrero, José Félix Chávez había sido asesinado mientras estaba adentro de su vivienda. Tenía 45 años. Un grupo de sujetos llegó a matarlo. Lo mataron, presuntamente, por ser colaborador de la Mara Salvatrucha (MS-13).
Ese fue el primer homicidio que se registró en un día que hoy es historia. El pasado jueves, 51 personas fueron asesinadas en El Salvador, una cifra récord. Fueron 10 de los 14 departamentos los que presentaron un crimen; muchos de estos, ocurridos mientras las víctimas estaban en sus casas, trabajando o cercano a sus viviendas. Estaban desarmadas, desprevenidas.
Las estructuras, conocidas como clicas o tribus –tanto de la 18 y MS- fueron activadas. Tenían que ejecutar una orden. Los sicarios no dispararon a quemarropa, tampoco torturaron a sus víctimas.
El plan más evidente era ir tras sus objetivos; víctimas que podrían haber estado bajo amenaza. Según información de la Policía Nacional Civil (PNC), de manera preliminar se maneja que solo el 20 % de las personas asesinadas serían miembros activos de pandillas. Ocho del Barrio 18 y dos de la Mara Salvatrucha. Los demás eran personas, ciudadanos, cuyas edades rondaban entre los 25 y los 38 años. De los 51, dos eran mujeres.
San Salvador fue el departamento que presentó más homicidios: 15 en total. Soyapango Tonacatepeque, San Salvador, San Martín, Ilopango, Apopa y San Marcos fueron los municipios que presentaron, por lo menos, un crimen.
Cuscatlán y Usulután le siguen, con ocho y siete, respectivamente. La Libertad, Sonsonate, La Paz, Morazán, San Miguel, Ahuachapán y Cabañas son el resto.
El aumento de los homicidios, en reiteradas ocasiones, el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Benito Lara, lo ha atribuido al plan de combate que implementan. Incluso, en un informe enviado este jueves a la Asamblea Legislativa, el Ministerio exponía las áreas que ha trabajado y los logros obtenidos. Pese a que eran varias páginas, la oposición no dio su aval. El partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) sostuvo que las cifras mostradas eran “falsas”. Postura que algunos miembros areneros reiteraron este viernes.
El conteo de las víctimas
Entre la medianoche y la llegada del alba, más de diez delegaciones policiales recibían primeros informes de homicidios. No habían pasado ni seis horas del día.
En Sonsonate, por ejemplo, se encontraba el cadáver de una persona. Era un hombre, de 27 a 30 años, con lesiones por arma de fuego. El cuerpo sin vida fue encontrado al lado de un carro estacionado.
Otro hombre, de unos 30 años, fue asesinado con una pistola 9 milímetros frente al mercado de San Martín, en San Salvador. Tampoco fue identificado.
A las 5:00 a.m. José Alfredo Díaz y Joel Isaí Hernández González aumentaban los números. El primero tenía 45 años y fue encontrado muerto en Tonacatepeque. El casco que cubría su cabeza tenía perforaciones de bala. Hernández González murió en Ilobasco, Cabañas. Tenía 24 años y era residente del cantón Oratorio.
En Tenancingo, Cuscatlán, la Policía recibía el reporte de la primera mujer del día asesinada. Rosa María Alfaro, de 38 años, residía en el cantón Tablón. Su crimen podría haber sido cometido cerca de las 8 de la noche del pasado miércoles, luego de que sujetos entraran con escopetas a su vivienda. Dentro de la morgue del Hospital de San Bartolo permanecía el cuerpo de Oscar Aguilar, de 14 años, quien fue lesionado la noche del miércoles.
En Quezaltepeque, Santos Morales, de 35 años, había sido asesinado. En San Pedro Perulapán, José Mario Méndez, de 35 años, era otro crimen más. Así, la lista continuó… Hasta las 11:00 p.m., en Ciudad Arce, una llamada telefónica alertó a las autoridades. La persona que tomó el teléfono no se identificó. Solo aseguró que en una cada de la comunidad Los Próceres, del Cantón Zapotitán, escuchó cuando varios hombres ingresaron a la fuerza para sacar a una persona. A punta de escopeta, le dieron un tiro de gracia. La víctima que se convirtió en la número 51 de este jueves 27 de agosto era Carlos Iraheta.