El Salvador
domingo 24 de noviembre de 2024

Violador en serie de San Salvador se fugó de Mariona

por Redacción


Cuando los empleados penitenciarios regresaron en la mañana a hacer un recuento de los detenidos ya no lo encontraron

Lázaro Usiel Eleazar Vásquez del Cid, de 30 años de edad, acusado de violar a varias mujeres se fugó este viernes del penal La Esperanza, ubicado en Mariona, confirmó la Fiscalía General.

De acuerdo con la información preliminar, cuando los empleados del centro penitenciario hicieron un recuento de los detenidos el imputado ya no estaba con sus compañeros reclusos. La Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) y la Fuerza Armada han montado un operativo adentro y afuera del recinto para encontrar al prófugo pero hasta el cierre de la nota ha sido infructuoso.

Vásquez  fue capturado a inicio de junio pasado luego que la Fiscalía General de la República (FGR) determinara su participación en varias violaciones. Era un reo que gozaba del beneficio de fase de confianza. Estaba recluido en el penal de Mariona cumpliendo una condena de 16 años de cárcel por el delito de robo agravado.

Contra el imputado existen al menos cuatro denuncias. Las declaraciones de las víctimas coinciden en el método que Vásquez utilizaba para abusarlas sexualmente.

La Fiscalía le siguió las pistas y concluyeron que este operaba en San Salvador, pues las cuatro víctimas denunciaron que fueron interceptadas en el área metropolitana.

El sujeto ha sido catalogado por las autoridades policiales como un violador en serie. En el 2006 fue condenado a 16 años. Sin embargo, actualmente gozaba de fase de confianza.

Salía del penal a las 6:30 de la mañana y regresaba a las 6:30 de la tarde. Durante ese período de libertad, el imputado aprovechaba para violar a las víctimas. Las edades de estas oscilan entre los 18 y 22 años de edad.

Vásquez interceptaba a sus víctimas en las paradas de autobuses. Las amedrentaba. Les decía que no se resistieran porque estaba armado. Luego las conducía a un motel ubicado en las cercanías del Barrio San Miguelito.

Ahí les decía a las víctimas que había sido contratado por sus exnovios. Fingía realizar llamadas telefónicas y les decía que la orden era que las matara.

Las víctimas le rogaban que no les hiciera nada. Era en ese momento que el imputado les exigía que sostuvieran relaciones sexuales con él a cambio de perdonarles la vida.