La mujer salió del interrogatorio fiscal con una cara de agotamiento. Eran casi las once de la noche. Había pasado más de seis horas en una oficina de la delegación de Santa Tecla relatando el altercado con el pastor Carlos Rivas, en un lujoso motel de Santa Elena.
Diana Castillo es una mujer de 42 años de edad. Piel trigueña. Ojos negros y nariz angular. Complexión fisca media y cabello liso. No es alta ni pequeña de estatura. No tenía ningún golpe en el rostro.
En un inicio se negó hablar con los periodistas de Diario1, pero luego de un par de preguntas comenzó a narrar cómo había sucedido el incidente con el pastor Rivas.
¿Qué fue lo que sucedió?
Tuve una relación con él (Carlos Rivas) de dos años. Hace tres semanas había terminado con él, porque siempre ha sido un acosador… un agresor pues. Entonces yo en varias ocasiones lo he echado de mi vida por el maltrato físico y psicológico. Este día nos vimos, porque él insiste en que volvamos. Me llevó a un motel de Santa Elena. Yo le reiteré que ya no quería nada con él. Entonces se puso violento. Ya no me dejó salir y comenzamos a discutir.
Me comenzó a gritar que era una ofrecida y me estrelló el celular contra la pared. Me agarró del cuello y me forcejeó. Le dije que llamaría a la Policía para denunciarlo. Me dijo que era mi palabra contra la suya. Que él era el gran Carlos Rivas, que era amigo del ministro y del presidente de la República y que no le pasaría nada.
(En ese momento la abogada la interrumpe la entrevista. Le dice que tienen que ir a Medicina Legal. La mujer sube a una camioneta azul. Antes de ponerse en marcha, el periodista se le acerca y le pregunta que si tiene algún inconveniente si se menciona su nombre en la nota).
– Mi nombre ya lo saben todos. Me llamo Diana Castillo y tengo de 42 años.
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Diana pasó al menos tres horas en Medicina Legal de Santa Tecla. Salió pasadas las dos de la madrugada de este sábado. Ahí le hicieron exámenes forenses. Al concluir el peritaje íntegro, la mujer salió descalza, envuelta en sábana blanca. Subió a su vehículo y aceptó seguir con la entrevista.
¿Qué pasó después, usted llama a la Policía?
Exacto. Él me dice que es el ungido y que no se qué… Entonces me dice “hincate y pedime perdón. Voy a tener misericordia de vos. Pedime perdón por tu pasado”. No sé ni cómo me metí yo con él.
¿Y cómo logra escapar?
Me metí a la camioneta y choqué con el portón de la habitación. Entonces llegaron los vigilantes y le pedí que hablaran a la Policía.
¿Qué pasa después?
Me sigue diciendo que soy irreverente y una malcriada. ¿No entendés? me dijo. Yo soy Carlos Rivas. ¿No entendés?, soy Carlos Rivas y solo hay uno en El Salvador.
Las fiscales dicen que acusarán al pastor por el delito de violación, ¿intentó abusar de usted?
Por supuesto que intentó abusar, porque él sabía que no quiero nada con él.
¿Y ahora que iniciará un proceso penal qué pide?
Mire, yo lo que pido es que las instituciones encargadas me ayuden y me brinden atención y protección. No sé si fuera posible, a la doctora Vanda Pignato, si me puede ayudar porque me siento preocupada, amenazada y ofendida. Él es una persona con poder. Siempre ha hecho abuso del poder que tiene y yo temo por mi vida y por la de mi familia.
¿Va a buscar respaldo con Vanda Pignato?
Sí. El llamado es a la doctora, que por favor me brinde protección y ayuda como una mujer victima de la violencia que soy.