El Salvador
sábado 23 de noviembre de 2024

Raúl Mijango: Nos satanizaron, pero lo único que redujo crímenes fue la tregua

por Víctor Hugo Dueñas


El exmediador de la tregua entre pandillas destaca los resultados que se lograron con el pacto y por eso lamenta que no haya continuado. Sobre el otro plan que impulsó el exministro Ricardo Perdomo, con el padre Toño a la cabeza, dice que fue un fracaso y hasta el sacerdote fue acusado de ilícitos.

Durante 15 meses, desde marzo 2012, Raúl Mijango junto al capellán militar Fabio Colindres encabezaron un plan de reducción de la violencia basado en una tregua entre las principales pandillas del país.

En medio de críticas permanentes, ataques directos a los mediadores y cuestionamientos a las autoridades debido a supuestas negociaciones con pandilleros, Mijango sostiene que el pacto dejó logros: se evitaron los asesinatos de más de 6 mil salvadoreños, se declararon zonas libres de violencia a las escuelas, se frenó el ataque a policías y soldados.

“Nadie debe tener el más mínimo de duda de que la experiencia que hemos capitalizado puede ser de gran utilidad para el país. Somos de los pocos que conoce a profundidad el problema y tenemos capacidad de articular propuestas concretas de solución”, agrega el exmediador, quien sigue involucrado en planes de prevención pero solo en los municipios declarados libres de violencia.

Sobre el recién formado Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia, Mijango espera que aplique medidas concretas e inmediatas para aliviar la delincuencia, considerando que el fenómeno ya está “sobreestudiado, sobrediagnosticado”.

“Aquí que no se venga a decir que lo que se necesita es hacer estudios, diagnósticos… Aquí lo que ha faltado es alternativas de solución y voluntad política real de querer resolver el problema, acota.

¿Sigue vigente el papel de mediación de Raúl Mijango y Fabio Colindres dentro de este nuevo proceso de pacificación en El Salvador?

Primero, hay que aclarar que en El Salvador hay dos procesos. Uno, que inicia en marzo del 2012, al que se le dio de llamar tregua, que es el que hizo posible la reducción significativa de los homicidios en El Salvador. De un promedio de 14, 15 homicidios diarios se redujo a un promedio de 5.5 y eso lo sostuvimos durante 15 meses que fue el espacio que hubo por parte del gobierno central y más en específico por parte del Ministerio de Seguridad Pública.

Contábamos con apoyos y facilidades para que el proceso pudiese alcanzar los frutos que en ese momento lograron: reducción de homicidios, la apertura del proceso de municipios libres de violencia, que se establecieran las escuelas como zonas de paz, no ataques a policías ni soldados y, además, permitió que de manera voluntaria las pandillas entregaran 504 armas de guerra.

¿Cuántos crímenes se lograron evitar en esos 15 meses?

Fueron 6,080 homicidios que, según mi cuenta, se pudieron evitar.

¿Cuándo se cumplieron los 15 meses?

Se cumplieron en mayo de 2013. Cuando hay cambio de ministro (de Seguridad) por efecto de la resolución de la Sala de lo Constitucional, la persona que sustituyó al ministro Payés (David Munguía) desafortunadamente tuvo una visión diferente de cómo darle continuidad al proceso y prácticamente este (Ricardo Perdomo) llegó con la idea de aniquilar el proceso e iniciar uno nuevo, con otros actores, entre los cuales apareció el padre Antonio (padre Toño) y el pastor Mauricio Navas, quienes a juicio del nuevo ministro eran los operadores que en la clandestinidad iban a operar para darle continuidad al acuerdo entre las pandillas, mientras públicamente el ministro tenía un discurso de “aquí se acabó la fiesta” o “no voy a negociar con nadie”. El fracaso fue tal que en la búsqueda de esos acuerdos se permitió que gente como el padre Antonio cometiera ilícitos con el propósito de ganarse un espacio de confianza con la gente de pandillas.

Y el proceso de ustedes como mediadores con lo que hizo el padre Toño, ¿es lo mismo?

¡No, de ninguna manera!

Aclaro, no por el hecho de cometer ilícitos si no porque ustedes también tuvieron facilidades, o sea, ellos (padre Toño y pastor Navas) fueron quienes siguieron sus pasos…

No, porque a lo que se dio inicio con ellos sí  fue un proceso hipócrita. Mientras había un manejo público de no a las treguas en lo privado se buscaba dar continuidad al proceso con otros actores porque estaban convencidos que es lo único que produce resultados.

Entonces, lo del proceso hipócrita Raúl Mijango nunca lo asumió para sí.

Nunca, porque en el caso de David (Munguía Payés) jamás negó que él a través del ministerio daba facilidades, es más, durante el periodo de Munguía Payés toda la prensa tuvo la posibilidad de ingresar a todos los centros penitenciarios para conocer, de manera directa, cuál era el tipo de proceso que estábamos llevando adelante. Sin embargo, con Perdomo ¿qué pasa? Cierra las puertas no solo para los mediadores originales, monseñor Colindres y Raúl Mijango, si no que cierra las puertas inclusive para los medios de comunicación y, además, con un discurso de no a esos procesos y en lo privado buscando acuerdos: ¿es eso hipócrita o no? Eso es lo hipócrita.

¿Ese nuevo proceso que inicia con la llegada del ministro Perdomo tenía el mismo nivel de incidencia que la tregua?

En lo absoluto, y ese fue parte del problema.

¿Respetaban los jefes de pandillas al padre Toño?

No, no, no, es que ese fue el fracaso de Antonio, lo que lo llevó inclusive a cometer ilícitos. Como no se podía ganar la confianza de los líderes pandilleros, tuvo que buscar formas al margen de la ley para ganarse su confianza.

¿Y el ministro supo de todo esto?

¡Por supuesto hombre¡ y no era el que le daba autorización para que el entrara, pues.

Pero esta es una acusación seria, que el ministro haya sido cómplice de ilícitos.

O si el ministro no sabía eso, obviamente, quien le daba las facilidades a Antonio era él a través de la Dirección de Centros Penales.

Y en aquel momento de los 15 meses, ¿tenían paso libre a las cárceles, sin registros personales, sin control de ingreso ni salida, lo mismo que el padre Toño?

Nosotros teníamos algunas facilidades, pero que no estaban al margen de la ley.

¿Los sometían a registro?

Sí, y además, en cualquier momento, cada uno de los movimientos que nosotros hicimos los hicimos con toda la coordinación y el aval de la Dirección de Centros Penales, de los directores de los centros, etcétera. Es más, en la mayor cantidad de oportunidades nos hicimos acompañar de la prensa nacional para que fuera a evidenciar y ser testiga del proceso.

A lo que quiero llegar con esto es plantear lo siguiente: desde que hay cambio de ministro, el proceso empieza a afectarse ¿por qué? Porque la nueva forma, de manera muy privada que el nuevo ministro quiere llevar el proceso mientras públicamente tiene otro discurso, no permitió que se ganaran la confianza que se necesita para llevar adelante un proceso como el que iniciamos monseñor Colindres y yo.

¿Y qué más provocó? Que por más de un año, el padre Antonio y Navas, se pasaron enfrentando al rechazo en la mayor parte de los centros penitenciarios adonde llegaban a buscar contactos con los dirigentes de las pandillas.

Y esa resistencia de los pandilleros, ¿no habría provocado que ellos plantearan exigencias antes de colaborar?

No necesariamente. Es que él (padre Toño) por todo lo que se ha conocido públicamente, el único lugar donde él actuó y cometió ilícitos fue en el penal de Cojutepeque. De ahí ninguno más… Él, al final de cuentas lo que estableció fue una relación con un pequeño grupo que está en un centro penal y nada más. En el resto no contó con la aceptación que esperaba tener y por eso el proceso fracasó. Mientras tanto, pese a las dificultades, nosotros seguimos dándole seguimiento al proceso.

Mijango espera que el nuevo Consejo Nacional de Seguridad,   aplique de inmediato planes para aliviar la delincuencia. Foto D1 Nelson Dueñas.

Mijango espera que el nuevo Consejo Nacional de Seguridad, aplique de inmediato planes para aliviar la delincuencia. Foto D1 Nelson Dueñas.

¿Siguen en contacto con los pandilleros?

Por supuesto, aunque ya no con los mismos niveles ni resultados porque, obviamente, un mecanismo que nosotros descubrimos que era eficaz para resolver problemas que podían derivar en hechos de violencia, era enfrentar a los miembros de las diferentes pandillas en razón del gran acuerdo nacional que teníamos al dirimir el conflicto local que atravesaban.

En la medida de lo que hemos podido, hemos mantenido el nivel de actividad a través de este programa de reducción de violencia en el que tenemos un grupo de facilitadores, le llamamos nosotros, facilitadores locales de paz que son los que de alguna manera contribuyen a dirimir conflictos que pueda derivar en hechos de violencia y, principalmente, hemos concentrado esfuerzos en nueve de los 11 municipios que se sumaron al proceso de “Municipios  libres de violencia”.

A excepción de Zacatecoluca (La Paz), donde tuvimos un hecho muy particular que se produjo con una ruptura de la pandilla que allí tenía presencia y con algunos problemas que se nos dieron en Quezaltepeque (La Libertad), en los otros nueve municipios los niveles de reducción de violencia que alcanzamos desde el inicio los mantenemos.

Entonces, ya no están en contacto con los cabecillas de pandillas pero trabajan con las comunidades.

Trabajamos con las comunidades, sin embargo, no hay que ser hipócrita. De alguna manera, a través de las comunidades se tiene algún nivel de comunicación indirecto con ellos. O sea, ellos sí tienen conocimiento de los esfuerzos que nosotros hacemos y hay aval de parte de ellos a que los sigamos haciendo. Si ellos no estuvieran de acuerdo en eso, no lo hiciéramos.

De hecho, el pronunciamiento que hicieron en agosto de este año reafirma su voluntad a ser parte de la solución del problema, pero también han sido claros en expresar que no son los únicos que están obligados a trabajar por resolvelo. Ellos pueden ser parte y ya han demostrado que cuando trabajan en esta dirección y hay mecanismos adecuados para que funcione, las cosas se reducen significativamente.

¿Cómo se vincula todo esto con el nuevo Consejo de Seguridad?

Es que son diferentes. Ese proceso que iniciamos en marzo del 2012 tiene 15 meses de mucho éxito y luego, con dificultades, se sigue desarrollando y hasta la fecha es el que permite que la situación no se desborde, porque en algo impacta lo que hacemos. No hemos regresado a los niveles de crímenes del 2011.

Según Medicina Legal estamos como 9.5 al día.

Según algunos medios de comunicación estamos en 11 este mes (noviembre), pero no hemos llegado a los 14 o 15 que teníamos antes que iniciáramos este proceso.

Ahora bien, con las elecciones de marzo 2014 hay nuevas autoridades. En el discurso inicial del presidente de la República, él anuncia de que el tema de violencia va a ser una de sus prioridades y que inclusive va a asumir de manera directa el liderazgo en las iniciativas que se van a impulsar ¿de qué forma? Pues anuncia que va a conformar un Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia y que a través de este se van a convocar a diferentes actores de la sociedad civil para que puedan contribuir a las soluciones de este problema. Eso es lo que ha estado ocurriendo y, según tengo entendido yo, se reúnen más de 70 personas cada semana en siete mesas que se han estructurado, tratando de analizar el fenómeno y tratando de buscar alternativas de solución.

¿Qué pasa con Mijango en todo esto?, pregunto, porque monseñor Colindres a partir de que monseñor Gregorio Rosa Chávez anuncia los representantes de la iglesia lo deja fuera.

Sí, así es… ¿Qué pasa con nosotros? De hecho no hemos sido invitados porque hay conciencia de que representamos otra iniciativa. Una iniciativa que por haber sido satanizada por todo el ataque que a nivel mediático sufrimos durante casi dos años o más de dos años, algunos creen que puede representar un gran costo político el hecho de considerarnos como parte de cualquier otra iniciativa, aunque en el fondo están conscientes de que lo único que da resultado es lo que nosotros hemos hecho. Nosotros nunca pretendimos presentar el proceso de tregua como la solución de todo el problema de violencia y lo dijimos en su momento.

En ese sentido, ¿cuál ha sido la posición que particularmente he expresado sobre el consejo? (de Seguridad), pues, yo soy partidario a que hay que apoyarlo desde dos perspectivas. Uno, dándole el beneficio de la duda y, dos, ayudándole en la medida que sea posible porque el país necesita soluciones.

Yo no quisiera que a este consejo le vayan a lanzar una guerra como la que lanzaron a nosotros, porque entonces si en este país vamos a seguir en la lógica perversa de que “en lugar de buscar soluciones a los problemas le buscamos problemas a las soluciones” no vamos para ningún lado.

Surge la tregua como una alternativa que tuvo mucho éxito, pero todo el mundo empezó a buscar pelos por todos lados para tratar de bloquearla. No esperaría yo, ni deseo que eso le pase a este nuevo instrumento. Lo que espero es que ambos procesos nos podamos complementar. Nadie debe tener el más mínimo de duda de que la experiencia que hemos capitalizado puede ser de gran utilidad para el país. Somos de los pocos que conoce a profundidad el problema y tenemos capacidad de articular propuestas concretas de solución.

Aquí, que no se venga a decir que se necesita hacer estudios, diagnósticos. Este es un problema que lo venimos arrastrando desde hace 20 años, está sobreestudiado, sobrediagnosticado. Aquí lo que ha faltado son alternativas de solución y voluntad política real de querer resolver el problema.

Considerando estas últimas palabras, entiendo que Raúl Mijango está esperando que lo convoquen al consejo.

Para nada. Considerando lo que acabo de decir, yo sigo haciendo mi trabajo.

Digo, para llegar a la etapa de complementariedad.

No, para nada. Hace una semana hice pública una “Carta a la nación” y aunque ningún medio a nivel nacional lo ha querido destacar pero a nivel internacional sí, a través de la carta he tratado de definir posición sobre el Consejo Nacional de Seguridad Pública y, además, he planteado que es necesario aprovechar la oportunidad histórica ante la cual está enfrentado el país para resolver este grave problema. ¿Dónde identifico que hay una gran oportunidad para resolver este problema? Primero, porque el esfuerzo que iniciamos en marzo 2012 con monseñor Colindres demostró que la violencia tiene solución, algo que la gente no creía.

Segundo, el éxito que logramos ha generado más allá de los fanatismos, más allá de las miserias humanas, una percepción en la comunidad internacional de que existe la posibilidad de resolver el problema de la violencia y lo que se requiere es apoyarlo. Gracias a esto y de gestiones que venimos haciendo hace más de dos años, la Unión Europea ha aprobado 700 millones de euros para apoyar políticas de seguridad humana en Centroamérica y más en específico para el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras, El Salvador) y en este mes está por suscribirse el convenio entre el gobierno de El Salvador y la Unión Europea de esos 200 millones de euros, que le corresponden de los 700.

Y, el sábado (15 de noviembre), han sido convocados los presidentes del Triángulo Norte a una reunión en Estados Unidos donde, a través del BID, Estados Unidos está pensando llevar adelante el plan “Alianza por la Prosperidad”… No sé datos, pero presupongo que va a venir acompañado de no menos de mil millones de dólares ¿por qué? Porque en Estados Unidos, las últimas discusiones que ha habido es que si no se atacan los problemas estructurales de la migración, incluyendo la violencia, el problema de la migración va a seguir.