Un total de 25 mil 68 niñas entre 10 y 19 años −69 partos de adolescentes por día− dieron a luz en centros de salud en 2012 en el país, reveló este miércoles el Fondo de Población de las Naciones Unidas El Salvador (UNFPA).
La presentación del informe “Estado de la Población Mundial 2013. La maternidad en la niñez: el reto de enfrentar el embarazo en adolescentes” estuvo a cargo de Elena Zúñiga, representante del UNFPA .
Las niñas menores de 15 años son particularmente vulnerables, por lo que este grupo necesita enfoques que aborden su situación de manera estratégica, agregó.
El informe de la población mundial subraya los principales desafíos que implican los embarazos adolescentes y sus graves consecuencias en la educación, la salud y las oportunidades laborales a largo plazo de las niñas.
En cada región del mundo, las niñas empobrecidas, que tienen poca educación o viven en zonas rurales son más proclives a quedar embarazadas que las niñas ricas, urbanas y educadas. Las niñas que pertenecen a una minoría étnica o a un grupo marginalizado, que tienen un acceso limitado o nulo a la salud sexual y reproductiva, también tienen un mayor riesgo de quedar embarazadas, añade.
El informe enfatiza que las niñas que permanecen en la escuela más tiempo son menos proclives a quedar embarazadas. La educación prepara a las niñas para futuros empleos y la subsistencia, aumenta su autoestima y estatus y les permite ser más partícipes de las decisiones que afectan sus vidas. La educación también reduce las posibilidades de matrimonio infantil y posterga la maternidad, lo que conlleva, en el largo plazo, nacimientos más sanos.
De acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño, se considera niño a toda persona de menos de 18 años de edad. Los niños tienen derecho a protecciones especiales de acuerdo a su edad. Defender estas protecciones puede ayudar a eliminar muchas de las condiciones que contribuyen a que ocurran embarazos adolescentes y a mitigar las consecuencias para la niña, su hogar y comunidad. Podría ayudar a terminar con el círculo vicioso de vulneraciones a los derechos, pobreza, desigualdad, exclusión y embarazo adolescente.
Un fenómeno multicausal
El embarazo adolescente no responde, por lo general, a decisiones de la mujer, sino a la ausencia de oportunidades y a las presiones sociales, culturales y económicas de los contextos en que viven las adolescentes. Con poca autonomía y mínimo empoderamiento sobre el libre ejercicio de sus derechos, muchas convierten en madres sin desearlo, y en muchos casos como consecuencia de la violencia sexual, según el informe de población.
Añade que muchas comunidades limitan el acceso a información acerca de los derechos sexuales y reproductivos bajo la falsa creencia de que ésta acelera el inicio de las relaciones sexuales, vulnerando así el derecho de adolescentes a informarse apropiadamente y aprender a tomar decisiones basadas en el conocimiento. La brecha entre los pensamientos y deseos de los adultos y la realidad de los y las adolescentes, abre un espacio de vulnerabilidad que se puede traducir en embarazos tempranos.
Dicha vulnerabilidad se incrementa cuando no se garantiza para las mujeres, desde pequeñas, un poderoso desarrollo de sí mismas como seres humanos, con proyectos de vida realizables, en contextos sociales equitativos y no violentos, donde sus decisiones sean valoradas y aceptadas.
Se debe, por tanto, cambiar la mirada tradicional que culpabiliza a las adolescentes de quedar embarazadas, y que ubica la solución únicamente en su cambio de comportamiento, para entender que el verdadero reto es superar la pobreza, buscar la equidad de género y brindar acceso real a servicios y oportunidades para niñas y adolescentes.