Las primeras pruebas de una potencial vacuna contra la COVID-19 en Estados Unidos arrojaron resultados satisfactorios en los 45 pacientes que fueron parte de los ensayos y que indican que la producción de anticuerpos fue idónea.
La cadena norteamericana CNBC indica que «los 45 pacientes produjeron anticuerpos neutralizantes, que los científicos creen que es importante para desarrollar la inmunidad y proporcionaron datos más prometedores de que la vacuna puede brindar cierta protección contra el coronavirus».
En este ensayo, señala CNBC, cada participante recibió una dosis de entre 25, 100 o 250 microgramos del fármaco, conformando 15 personas en cada grupo de dosis.
«Los participantes recibieron dos dosis de la vacuna potencial» y luego de las dos vacunaciones, la medicina provocó una respuesta inmune «robusta» en los 45 participantes del ensayo, de acuerdo a los datos proporcionados por la empresa Moderna.
El jefe del staff médico de Moderna, Tal Zaks, dijo en un comunicado que cita CNBC que los «datos de la fase 1 demuestran que la vacunación con ARNm-1273 (la vacuna) provoca una respuesta inmune robusta en todos los niveles de dosis».
A los participantes del test se les dará seguimiento de un año para saber cuánto tiempo dura la producción de anticuerpos inmunes a la COVID-19, para así establecer la durabilidad de los efectos de la vacuna.
Este ensayo médico pasará a una tercera etapa, decisiva, a partir del 27 de julio, fecha en la que se espera que unos 30,000 estadounidenses de 87 lugares diferentes se enrolen para recibir una dosis de 100 microgramos y luego una segunda vacunación 29 días después, destaca CNBC.
Según este medio estadounidense, el Gobierno de ese país «tiene el objetivo de entregar 300 millones de dosis de una vacuna para el coronavirus a principios de 2021».
Optimismo
Antes, Moderna tendrá que comprobar en su tercer ensayo, ya a gran escala, que el ARNm produce una respuesta inmune al virus SARS-CoV-2.
Hasta ahora, la vacuna de Moderna, además de dar resultados satisfactorios en estos tests preliminares, no ha generado mayores efectos secundarios, salvo síntomas como fatiga, dolores musculares o dolor en la zona de inyección.
Mientras que las autoridades sanitarias estadounidenses, entre ellos el principal experto en infecciones de Estados Unidos, Anthony Fauci, ha mostrado un «optimismo cauteloso» sobre la posibilidad de tener una vacuna para inicios del próximo año.
También ha mostrado entusiasmo sobre las posibilidades que promete la vacuna desarrollada por la farmacéutica Moderna.
Para muestra de ese optimismo que se percibe en torno a los resultados preliminares de la inyección, las acciones de Moderna subieron un 16 % tras conocerse que tuvo efectos positivos en los 45 pacientes que participaron en el test.
Otras medicinas
Otros países también buscan un medicamento efectivo para la COVID-19. En el caso de Rusia, el Avifavir es el elegido y el que incluso se está promocionando en países vecinos, como Guatemala.
De hecho, la BBC destacó el 10 de julio que la representación rusa en Guatemala realizó un evento para iniciar negociaciones en torno al suministro de esta medicina no solo en el vecino país, sino también en la región latinoamericana.
Sin embargo, aún no se tienen resultados concluyentes del Avifavir, pues hubo ensayos clínicos en Japón entre marzo y mayo, mientras que China y Estados Unidos realizaron sus propios tests, según reseña la BBC.
Además de estos dos fármacos, la Universidad de Oxford hizo sus propios estudios con la dexametasona, un producto de bajo costo y que puede ayudar a salvar vidas de pacientes que se encuentran graves a causa del coronavirus.
Otro medicamento, el remdesivir, un tratamiento antiviral que parece acortar el periodo de recuperación en pacientes con COVID-19, ya está disponible en el servicio público de salud de Reino Unido y ya se comercializa en Europa.
Asimismo, otros tratamientos experimentales incluyen la hidroxicloroquina, sobre la cual la comunidad médica aún no concluye si es dañina para el corazón o si en efecto funciona. Presidentes como el estadounidense Donald Trump o el brasileño Jair Bolsonaro han consumido esta medicina o la cloroquina.