La Policía australiana informó este martes de la suspensión de empleo del oficial que redujo con un táser a una mujer de 95 años con demencia senil que portaba un cuchillo dentro de la residencia de ancianos, y quien tras recibir dos descargas se encuentra en estado crítico.
«La policía continúa investigando este grave incidente», precisó en un breve comunicado la Policía de Nueva Gales del Sur, jurisdicción donde sucedió el incidente el pasado miércoles, al indicar que la suspensión es por un tiempo indeterminado y mientras seguirá percibiendo su sueldo.
El oficial, con 12 años de experiencia y cuya identidad no ha trascendido, acudió junto a un compañero a la residencia de ancianos de Yallambee, en la localidad de Cooma -a unos 430 kilómetros al suroeste de Sídney-, en respuesta a una llamada de emergencia debido a que una de las pacientes estaba «armada» con un cuchillo.
Cuando la anciana, identificada como Clare Nowland, se negó a soltar el cuchillo y se acercó «lentamente» en su andador a los agentes, el oficial le disparó con su pistola táser en el pecho y la espalda propiciando que la abuela, de unos 43 kilogramos de peso y 1,57 centímetros de altura, cayera y se golpeara la cabeza.
La mujer permanece ingresada en un hospital en estado crítico.
A raíz del incidente, que ha conmocionado al país, las autoridades abrieron una investigación protocolaria.
«Parte de las investigaciones sobre el incidente de la señora Nowland se centrarán en el historial del oficial», aseguró hoy la comisionada de la Policía de Nueva Gales del Sur, Karen Webb, a la cadena de la televisión australiana Nine.
Según publicó anoche el diario Sydney Morning Herald, el oficial que redujo a la anciana ya realizó en 2020 una detención ilegal de un hombre que presuntamente estaba drogado, aunque salió indemne.
Además, Webb fue duramente criticada tras asegurar el fin de semana que no había querido ver las imágenes del incidente, grabadas con las cámaras corporales de los agentes, aunque sí escucharlo, y asegurar que no difundirán el vídeo de lo sucedido.
Este incidente ha puesto de nuevo de relieve el polémico uso de los táser por parte de la policía australiana, cuestionada por organizaciones garantes de derechos como Amnistía Internacional.
En 2012, el estudiante brasileño Roberto Curti perdió la vida en Sídney tras recibir 14 descargas eléctricas por parte de la Policía, en un incidente en el que un tribunal del país halló culpable en 2014 a cuatro oficiales por el uso excesivo de la fuerza que derivó en el fallecimiento de Curti, quien sufría un episodio psicótico tras ingerir una sustancia psicotrópica.