Tristeza, dolor y consternación, embargan a la familia Lorío, que llora la muerte del bebé de catorce meses que hoy en Managua fue alcanzado por una bala en medio de un ataque de las fuerzas combinadas del Gobierno de Nicaragua en los barrios del este de la capital.
El padre del menor, Nelson Gabriel Lorío, con la frente apoyada sobre ataúd del pequeño, luce la mirada perdida, como quien trata de procesar el desgarrador suceso que no alcanza a comprender.
En el pantalón corto que viste el joven padre hay gotas de sangre del niño, huellas de un suceso ocurrido en la capital y que conmocionó al país centroamericano.
El bebé es una de las más de 200 personas asesinadas desde hace poco más de dos meses, cuando el Gobierno del presidente Daniel Ortega y su esposa y la vicepresidenta Rosario Murillo, trató de efectuar unas reformas a la seguridad social que generaron protestas brutalmente reprimidas, lo que el clamor pidiendo la renuncia inmediata del mandatario.
El pueblo se tomó la actitud de Ortega como una ofensa hacia la ciudadanía, que, tras once años continuados del sandinista en el poder en medio de denuncias de autoritarismo y corrupción, no toleraron el abuso y se alzaron en protestas que se sostienen.
La abuela paterna del menor, María del Rosario Sánchez, con el rostro surcado de arrugas, se quita los lentes para secar las lágrimas por la pérdida de su nieto, un bebé que pagó las consecuencias de un país al borde de una guerra civil.
Los familiares en medio del sufrimiento, todavía pensando si se trata de una pesadilla o es realidad, preguntan a la prensa que cubre el suceso si son periodistas y, de manera firme y contundente, exclaman: «aquí no queremos medios sandinistas».
La madre del bebé, Karina Navarrete, una vez confirma que los comunicadores presentes no son sandinistas, comienza el relato de los hechos.
«Íbamos doblando la esquina y comenzaron a rafaguearnos y solo el niño resultó herido. Íbamos mi niña de 7 años, el papá, el niño y yo, a llevar el bebé a la casa de su abuela y lo alcanzó una bala», explicó.
Según el relato, en el lugar de los hechos, no había enfrentamiento en ese momento y solo atacaron a los miembros de la familia nada más verlos.
Pero el informe emitido por los forenses de Medicina Legal recoge que el bebé, de nombre Teyler Leonardo, falleció a consecuencia de herida de arma blanca, algo que, según la mamá del bebé, es una estrategia para ocultar que su hijo fue alcanzado por una bala de los sandinistas.
«Dicen que ha fallecido por una herida de arma de fuego, pero en un papel que nos han dado (Medicina Legal) ponen que fue de arma blanca y es mentira», reiteró Navarrete a la prensa.
Por su parte, la abuela paterna de Teyler, María Rosario, lamenta entre lágrimas la muerte del niño, mientras señala al padre del infante: «miren a mi hijo como está todavía todo ensangrentado con la sangre de mi nieto».
«Yo solo le digo a Daniel Ortega que él va a caer en manos de Dios, eso que lo tenga seguro, que se esconda donde se esconda, se vaya donde se vaya, va a caer en manos de Dios y va a pagar por lo que está haciendo», dijo la abuela con rabia contenida.
Nicaragua cumplió hoy 67 días de la crisis sociopolítica más sangrienta desde los años de 1980, con Ortega también como presidente.