El Salvador
miércoles 11 de diciembre de 2024
Mundo

«¡Decreto la alegría!»: el rey Momo inaugura el carnaval de Rio

por Redacción

El rey Momo inauguró este viernes el carnaval de Rio de Janeiro, cinco días de fiesta hedonista y fantasía, al recibir del alcalde la llave de la ciudad y gritar a viva voz su primera orden: «¡Decreto la alegría!».

La ‘Cidade Maravilhosa’ dio inicio así a su maratón anual de samba a casi 100 días del inicio de la Copa del Mundo en Brasil, con 918.00 turistas y millones de cariocas listos para bailar disfrazados, sin parar, disfrutando de los más de 30ºC del verano carioca.

«Estoy muy feliz de ser el decimoquinto rey Momo», dijo en la terraza de la alcaldía Wilson Dias da Costa Neto, el feliz elegido, elegantemente vestido de blanco, con su enorme corona y cetro, que a los 27 años se convirtió -simbólicamente- en el alcalde de Rio durante el carnaval.

«En nombre de la alcaldía, siendo el monarca de la mayor fiesta del mundo, declaro abierto el carnaval de la ‘Cidade Maravilhosa’ de Rio de Janeiro, con mucha felicidad pero también con mucha responsabilidad. ¡Decreto la alegría!», exclamó bajo una lluvia de confettis y el estallido de la orquesta, con una enorme llave dorada en las manos.

«Rey Momo, es su primer año de reinado, usted asume el cargo en un momento muy especial. ¡Espero que maneje bien los asuntos de tráfico automovilístico en el centro!», le respondió el alcalde Eduardo Paes, en referencia a las gigantescas obras que perturban la circulación y han despertado la indignación de taxistas, choferes de autobús y parte de la población.

Los flashes de las cámaras de fotos crepitan bajo una lluvia de vivas y confettis. El personal municipal, varios sambistas de la vieja guardia, el rey Momo y Paes entonan una canción a la gloria de Rio, la mano en el corazón.

Samba día y noche

Una samba endiablada se desata entonces sobre la alfombra roja colocada en la terraza de la alcaldía, y entra en escena la percusión de la escuela de samba Vila Isabel, campeona del carnaval 2013.

El rey Momo, que llegó a la alcaldía en limusina junto a la reina del carnaval, Leticia Guimaraes, y dos princesas, es el encargado de inaugurar en el Sambódromo el carnaval «oficial»: los suntuosos desfiles de las 12 grandes escuelas de samba en las noches del domingo y lunes, cada día frente a unos 70.000 espectadores, donde se compite por el título de campeona del carnaval.

Por los 700 metros de la avenida Sapucaí, donde se extiende el Sambódromo diseñado por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer, uno de los desfiles que más promete en este año mundialista es el de Imperatriz Leopoldinense, que rendirá el lunes de noche homenaje al legendario Zico, conocido sobre todo fuera de Brasil como «Pelé Blanco» y último líder del poderoso equipo del «jogo bonito».

Pero también hay un carnaval callejero, que ha cobrado cada vez más fuerza en los últimos años y moviliza durante varios días a millones en casi 500 grupos carnavalescos o «blocos», que recorren las calles de diferentes barrios tras un camión con músicos y cantantes, bailando, riendo, tomando cerveza, besándose apasionadamente.

El más esperado es el «Cordao de Bola Preta», que nació en 1918 y convocará este sábado de mañana en el centro a unos 1,8 millones de personas con originales disfraces, miles de ellos en blanco y negro, los colores del «bloco».

El monarca de opereta ostenta orgulloso la cinta que le cruza la abultada barriga: «Rey Momo, el único e indiscutible, 2014». Su camisa blanco nieve está cerrada hasta el último botón y lleva una moñita. Se retuerce incómodo, le resulta difícil soportar el calor.

Pero no pierde jamás su sonrisa de vencedor, que se ajusta perfectamente a su redondeada figura. La jovialidad es un criterio esencial para encarnar a esta figura que simboliza el carnaval y que los historiadores remontan a los años ’70, cuando se decidió encarnar al personaje que hasta entonces se representaba en papel maché.

La tradición señala asimismo que el rey Momo sea gordo, ya que la gula resume los excesos del carnaval. Pero la obligación de pesar al menos 110 kilos fue abandonada en 2004, y de hecho, este año el rey Momo es varios kilos más delgado que su predecesor.