Arqueólogos griegos han encontrado la prueba final de la localización de la antigua ciudad de Tenea, en el noreste del Peloponeso, de la que hasta ahora solo había referencias epigráficas, según informó hoy el Ministerio de Cultura de Grecia.
Los investigadores se centraron en dos excavaciones cerca de la actual Jiliomodi, a unos 20 kilómetros de Corinto y 95 kilómetros de la capitalina Atenas: el área donde un cementerio organizado de los períodos helenístico y romano se junta con varios edificios y un segundo lugar donde se identificaron los primeros restos residenciales de Tenea.
Según las leyendas, la antigua Tenea fue fundada por prisioneros de la guerra de Troya a los que Agamenón -rey de Micenas y hermano de Menelao, que encabezó la expedición griega contra dicha ciudad- permitió construir su propia urbe.
En la zona del cementerio se identificaron siete nuevas tumbas, cuatro de las cuales datan de la época romana y otras tres son de la época helenística, aunque una de ellas fue reutilizada por los romanos.
Los restos encontrados en ellas pertenecían a dos hombres y cinco mujeres, así como dos niños.
Todas ellas estaban decoradas con jarrones, monedas y joyas de oro, bronce y hueso.
Entre los hallazgos hay un anillo con un sello que representa a la deidad Serapis en un trono, un espejo con una representación de la diosa Higía -deidad de la curación, la limpieza y la sanidad-, y varias monedas, entre las cuales tres datan de los primeros días de Corinto como colonia romana, en torno al 44-40 a. C.
Al norte del cementerio, en la segunda excavación, se identificaron varias edificaciones en un espacio de 672 metros cuadrados, dentro de las cuales se encontraron suelos de arcilla en buen estado, así como porciones de azulejos de mármol y piedra.
Algunas de ellas cuentan con elementos arquitectónicos bien conservados como columnas y arquitrabes.
En esta misma zona se encontraron más de doscientas monedas, que datan desde comienzos del helenismo hasta finales de la época romana, muchas de las cuales pertenecieron a Lucio Septimio Severo, el primer emperador romano de origen norteafricano.
Esto muestra que probablemente Tenea creció económicamente de forma considerable durante la dinastía de los Severos.
El Ministerio de Cultura informó de que estos descubrimientos prueban que Tenea sufrió las consecuencias de la invasión del Peloponeso del rey visigodo Alarico I en el 396-397 a. C. y que pudo haber sido abandonada a finales del siglo VI d. C